Acerca De Nuestra Riqueza De Mañana
miércoles 12 julio 2023 | Napoleon Tercero A
Si no vivimos para comer, sino que comemos para vivir, ¿qué es para nosotros “vivir” Para nosotros “vivir” es ser cada día más sabios, y mis buenos para ensanchar los Imites de nuestra conciencia y ser útiles a nosotros mismos y a los demás. El espíritu de servicio es la medida de nuestra grandeza, así como el egoísmo es la medida de nuestra ruindad.
Vivir para amasar una fortuna, es insensato, puesto que existe un plazo fatal determinado que no sabemos nunca cuando se cumple: el de la muerte. Cuando este fenómeno ocurre, nos encontramos, después del trance, despojados de toda la riqueza material en cuya adquisición habíamos empleado nuestra breve existencia, sin haber tenido tiempo de desarrollar nuestras facultades espirituales que, en el mas allá, son los medios de vida, únicos y valederos, como lo son en este mundo los cinco sentidos de nuestro cuerpo.
Si es triste el espectáculo de un recién nacido invalido y ciego, es mayor aún la tristeza que inspira ver la miseria espiritual de un ser que en el plano físico era rico y poderoso, y que ahora, en los planos superiores, no es más que un ente retardado y oscuro, con un farrago de culpas a cuestas, pero que puede ser redimido por las enseñanzas que antes despreciara cuando andaba a caza de bienes transitorios, De ahí que el consejo del Señor en prevalecer en este mundo de verdades ilusorias: " No atesoréis en este mundo. Atesorad en el Reino de los Cielos, donde el ladrón hurta ni corroe la polilla".
Yo no digo que sea malo hacer fortuna, porque ésta proporciona social independencia, y estimula el progreso general del país y de la nación. Yo condeno el afán de lucro cuando se convierte en finalidad exclusiva de la existencia, y cierra las puertas al progreso e independencia del alma, y nos priva de la dicha de ser mañana, después del trance inevitable, una conciencia despierta y sana, que, aunque no limpia y luminosa como la de un ángel, sea al menos la de un habitante normal, en aquel mundo de la realidad verdadera y eterna.
Napoleón Tercero Amador