Arte de Leer
martes 17 septiembre 2019 | Napoleon Tercero A
Practica el arte de leer. Desarrolla una hambrienta curiosidad en tu mente, y busca en los libros la contestación a tus preguntas, la satisfacción de tu hambre de saber.
Abrir libros es abrir puertas. Y esas puertas extienden sus alas a los ilimitados horizontes del conocimiento, la sabiduría y la inspiración, engrandeciendo las dimensiones de tu propia vida.
Por los libros puedes vivir mil vidas en una. Puedes viajar con Cristóbal Colon en débil carabela, en busca de una tierra que estaba más ubicada en el mar de un sueño sin paralelo, que los paralelos de un mar desconocido. Puedes hacer compañía a Lincoln en Gettysburg; a Edison en su laboratorio, y a San Francisco de Asís en los campos florecidos… Puedes fortalecer tu espíritu con los Salmos, las Bienaventuranzas, el Capítulo 13 de la Primera Epístola a los Corintios, y con todos los otros nobles escritos que están tocados con el fuego divino…
Por los libros podrás conocer la majestuosa grandeza de la poesía universal, la sabiduría de los filósofos y los hallazgos de los científicos. Podrás empezar hoy desde el punto a que llegaron los pensadores de ayer, porque los libros han inmortalizado los conocimientos del hombre. Los pensadores, desaparecidos en la lejanía de los tiempos, aun hablan en los libros como cuando se paseaban en las calles de Benarés o en las Atenas.
Los libros orientaran tu vida a través del mundo en que vives, porque ellos eslabonan el pasado, el presente y el porvenir. Por ellos podrás concatenar en tu imaginación todos los sucesos mundiales de la historia, y presenciar la aurora y el ocaso de las civilizaciones y examinar y comprender, en fin, los cambiantes moldes de la vida a lo largo de todas las edades…
Lee varios libros a la vez, yendo de uno a otro, de acuerdo con tu estado de ánimo. Una biografía, una novela, un volumen de historia, y hasta un libro de negocios.
Lee con un lápiz rojo en la mano, subrayando los pasajes más importantes, para que en cualquier momento puedas revisar el corazón del libro.
Disciplínate en un programa de lectura. Leyendo solo 30 minutos cada día, leerás 40 libros al año.
Hay dos maneras de leer: en silencio, que es la manera subjetiva, y el alta vos, que es la manera objetiva. La forma subjetiva, como es sabido, es un acto privado, intimo, de la inteligencia y del sentimiento esos dos factores que entran en actividad en cuanto abrimos un libro. Mientras los ojos recorren las líneas, la mente del lector va enfocando las ideas, como una cámara fotográfica. La película que recibe las imágenes viene a ser, es este símil, el subconsciente, que es el que las capta y conserva indefinidamente en sus archivos intangibles. El sentimiento es que las fija, haciéndolas indelebles y transfiriéndolas a la conciencia del lector, ni más ni menos como los alimentos son transferidos a la sangre por el proceso de la digestión.
La forma objetiva te será útil porque oyéndote a ti mismo, corregirás tu mala pronunciación y aprenderás a darle versatilidad a tu vos, adiestrando la garganta, como hacen los cantantes, hasta obtener completo dominio de los sonidos. Esto mejorara tu conversación, la entonación de tu voz será más grata al que te escuche; tus vocablos serán más diversos y cultos, más elegantes y más precisos. Y así, tu personalidad, adquiriendo más relieve, tendrá que destacarse, llevándote muy lejos, hacia la cumbre de éxitos insospechados.
Napoleón Tercero Amador