Disertación de Nuestro Señor

jueves 08 junio 2023 | Napoleon Tercero A

En Managua, Nicaragua el 9 de Febrero de 1954 a las 8 PM y ante un pequeño grupo de personas y dicho sea de paso los siete primeros miembros que entraron el la senda probatoria, nuestro amado Señor Manvantara, se dignó a ocupar el vehículo fisico de nuestro amado señor Napoleón, para dirigir unas palabras a los asistentes de aquella reunión intima, llevada a efecto en el primer aniversario del centro de estudios esotéricos a que tenemos la honra y dicha de pertenecer.

Los discípulos del maestro que conocemos a fondo su vida en realidad la consideramos providencial al igual que como lo juzga nuestro sagrado Señor al inicio de su disertación. Las palabras del Señor muy bellas y muy sencillas como todo lo suyo, son para los miembros de nuestra misión muy reverenciadas y muy estimulantes. Para quienes saben comprender y sentir esas cosas, dichas palabras serán siempre una reliquia y más que todo un perenne alimento para nuestra fe, tambien un gran estimulo para nuestro esfuerzo de supéramos en esta dificil senda que hemos elegido.

Bueno ahora leamos a nuestro amado Señor Jesucristo:

Un hecho importante desde el punto de vista oculto es el nacimiento de la misión en esta casa. El maestro señor Napoleón, viene a una casa de su hermano por una razón providencial, como todas las razones que han movido hasta la fecha los hechos de su existencia.

Hace un año todavía en esta casa imperaba el ambiente del regocijo a base del despilfarro del regocijo a base del alcohol, de la alegría ficticia que da el vicio, la crapula y toda esa terrible manía que tienen los encarnados para diverse en este plano ordinario físico. Sus familiares encenagados en las antiguas y gratulosas costumbres, no estaban ciertamente en condiciones de adivinar o intuir que en aquel familiar principal que llegaba a morar junto a ellos, llegaba el estreno de una larga y penosa escalera que conduce más allá de las nubes.

Y fue la tarde del 8 de Febrero (1953) cuando venimos a decir de labios de este maravilloso vehículo las primeras palabras que habían de ser, como en un edificio, las piedras angulares sobre las cuales habría de descansar el edificio de vuestra felicidad.

A base de magnetismo gastados, a base de esfuerzos que no tenían más que el deseo de lograr el viejo sueño de una Nicaragua mejor. A base de esfuerzo, a base de silencio, a base de cautela, de táctica ocultista se fue poco a poco revelando en esta casa la palabra divina.

Lo demás lo sabéis vosotros, soñamos con encontrar almas afines, corazones que vibraran al unísono con el bien, de gentes que quisieran ser personas, de ciudadanos que quisieran ser patriotas, patriotas que quisieran ser héroes, héroes que quisieran ser inmortalizados. ¿Lo logramos?, ¿Hemos sonreído con el triunfo, ò hemos llorado en la decepción?.

Desde el punto de vista del programa hemos llorado de decepción. Desde el punto de vista del amor, de la esperanza, de la fe, sonreímos con el triunfo. Porque es verdad que por labios del Maestro aún no arreglamos al pueblo Nicaragüense, aún no ha llegado vuestras palabras a los oídos de los humildes, de esa multitud sobre la cual recae la pésima política, los sinsabores de una vida mal llevada, de una vida que se mueve al impulso de los instintos, de las bajas pasiones. Ansias hay de lograr ver un día la luz de la verdad.

Deseamos apacentar 21 ovejas para convertirles pues por el milagro del amor y de la fè a cada una de estas ovejas, en igual numero de pastores. Para apacentar a cada uno de estos pastores, igual número de ovejas.

El maestro Sr. Napoleón, solo logró al fin ya, en vísperas de su partida de los Estados Unidos conseguir siete personas, siete personas a dichas que son las que están entorno a este lecho, vosotros sois los primeros siete.

Os he puesto pues en senda probatoria. El Maestro Napoleón ya os explico parcamente las grandes responsabilidades que implican para vuestras almas, estas sendas probatorias en que estáis. Ya os habéis dado cuenta del maravilloso significado que pueda tener vuestro comportamiento en vuestra senda, para los días venideros, una senda en la que vais a ejercitar el voto del silencio, el voto de la paciencia, el voto de la castidad, el voto de la decencia, el voto de la caridad, el voto de la fe, el voto de obediencia y finalmente involucrándonos todos, el voto del amor. El amor....dulce y divina palabra que cuesta pronunciar en este ambiente terrestre en donde el egoísmo ha destruido la palabra, las posibilidades de su inmenso poder. El amor es como una hoja seca que rodarà en esas avenidas oscuras de la conveniencia...

Estáis pues hijos míos en senda probatoria.

Que lograrais mantener vuestro cuerpo astral limpio de lunares, que lograrais mantener el voto de la fraternidad y del amor siquiera entre vosotros siete.

Que os consolidareis en torno a un dialogo que uno espera, que tuvierais esa infinita paciencia del justo y del santo.

Que pudierais recibir los reveses de la fortuna con resignación y casi con alegrías. Entonces a vuestro regreso pudiera yo traer las manos llenas de estrellas para prenderlas en vuestros pechos, que no tuviera que lanzar una mirada a un callejón oscuro donde alguno de vosotros estuviesen caído irremediablemente.

Que pudierais mantenerlos en plena vía de actividad y de amor. Que os encontrarais más buenos, más justos, más grandes, más suaves, más dulces, tendría yo que hacer una acción de gracias tan grande, tan inmensa que necesitaría de numerosos Manvantaras para permanecer de rodillas besando los pies de Dios, nuestro Padre en acción de gracias.

Que os amarais, que os quisierais....yo os dejo en la posibilidad fuera de que seáis vigilados cuando pequéis y asistios cuando cumpláis.

Os dejo en la posibilidad de limpiar de obstáculos vuestro camino de problema económicos, de limpiar vuestros cuerpos de enfermedades peligrosas y penosas, de llenarros de fuerzas y de salud. Os dejo en la posibilidad de que vosotros mismos hagáis de vuestro corazón un teléfono por medio del cual yo pudiera hablaros noche a noche.

Gracias hijos por vuestra fè, gracias hijos míos por vuestro amor. No quedáis solos de ninguna manera. Comportaos en todo tiempo y circunstancias como si estuvierais presente o frente a este quien os habla, a èste que vosotros bien sabéis o intuís que algunas veces tuvo que dar hasta la última gota de su sangre, que tuvo que ser crucificado muerto y sepultado.,

Hijos míos os doy mi amor que es la única sola cosa que vale la pena vivir dia a dia.

En el nombre del Padre.......

Napoleon Tercero A Signature