La Clave de los Milagros

jueves 08 junio 2023 | Napoleon Tercero A

El Amor posee una fortaleza que está más allá del entendimiento común. La madre, sudorosa y exhausta, llevando en los brazos a su niño enfermo, encuentre en el amor a su hijo una fuente de energía que la reanima a cado paso.

El Amor arrastra, a hombres y mujeres, fuera del “valle de las sombras de la muerte” con una fuerza que no puede ser negada. Entre los seres que os aman y los que vosotros amáis, existe un lazo poderoso que en la vida terrena y en esta otra invisible os sirve, como los pasamanos de las escaleras y los puentes, de seguridad y confianza por el mutuo sostén.
Las asombrosas curaciones que el Señor realizo entre los enfermos, y los actos de heroísmo y de inspiración de que por El fueron capaces Sus adictos, sobrepasaron los lindes de la Magia; pero la clave del milagro, la explicación de esos misterios, la fuente de ese poder, no fue otra que el Amor. “Amaos entre vosotros como yo os he amado a todos” “Dios es Amor, y todo el que ama es grato a Él”.

La fe en el Amor y el Bien de Dios os predispone a enfrentaros a la tristeza y la tragedia, con esperanza. Así lo entendió Isaías cuando escribió:

“¡Oh, Señor! ¡Que brillantes oleadas de bien
obtengo de Ti en la cumbre de la montaña!”

La devastación que produce la tristeza descansa en el hecho de que esa tristeza está entera en vosotros, por haberla dejado entrar integra en vuestro interior sin haberla objetado con ninguna verdad real para impedirle el paso. La habéis permitido situarse en mitad de vuestra alma, y ahora os borra el recuerdo de la dicha de ayer, y os oculta las posibilidades del mañana.

Os dejáis fácilmente sumergir, bajo el peso de la pérdida, en el valle ensombrecido, olvidándoos de subir a “la cumbre de la montaña”. ¿Por qué sumergirnos en vuestra propia debilidad y miseria? ¿Acaso la sombra no es una vana alucinación, una simple ausencia de la luz? ¿Y esta luz no es, por ventura, la legítima verdad, el perfil verdadero que, como en los retratos, constituye la real imagen de la Vida, aunque, como en los retratos, tenga también un poco de sombra?

Vuestra dificultad con la tristeza está en que ella es un momento aislado de tiempo. El momento en que os detenéis para mirar un horrible "presente", la tristeza lo convierte en un lapso aislado, en una isla de derrota rodeada de soledad.

En el Tabor, dije a Nuestro Sagrado Señor Manvántara al tiempo de saludarle:

-Señor, ¿estáis solo?
- “Yo nunca estoy solo -me contesto- porque mi Padre está conmigo”.

Esa contestación os la revelo a vosotros, para que os sirva de aguijón contra vuestra tristeza y soledad.

Llevad firmemente dentro de vosotros el Amor y la caridad, la belleza y la alegría del Altísimo para que el aislado momento de tiempo de vuestra angustia se diluya en la perspectiva de la Eternidad, y la isla de la derrota se convierta en montaña de entendimiento y en mágica fuente de luz interior.

Yo, STHULA

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